«Ooosea...»

Alejandro Vargas

Saludos.

Frutilla que se asocia muchas veces como afrodisíaca. Acompaña noches románticas. Ha servido para declaraciones amorosas y como productora de alergias. Tiene que estar a temperaturas frías para que se conserve en perfecto estado.
Se la baña en diversas sustancias, entre las más conocidas el chocolate u otra mermelada o jarabe. Otros, como mi caso, la espolvoreamos con azúcar refinada. Estamos hablando de la fresa: ¿todos en canal?
Pero hay de fresas a fresas. Y siempre he estado rodeado de ellas. El fresa se distingue por su cultura light y no sólo en agua ultrapurificada, traída del rincón mas recóndito de los Alpes, baja en calorías, baja en sales y alta en costo (cuando lees la etiqueta dice: «Embotelladora Peñafiel, Tehuacán, México»), ni en sus comiditas —en las cuales la lechuga tiene grasa y la Coca Light es lo mas in.
También son light en su pensamiento: el neoliberalismo les ha podrido la mente. Relaciones de una noche, novios múltiples, querer lo último de lo último: celular, ropa, accesorios, Harry Potter, zapatos, peinado, RBD y demás cosas que en poco tiempo pasarán al botadero o a otro estante donde estos niños ni siquiera voltean a ver.
He estado muy cerca de ellos. Los huelo (cómo no olerlos con su perfume francés, comprado en la Boutique París o en París mismo), los presiento, los oigo (cómo no hacerlo con sus palabritas clásicas, ooosea). Desde mis tiempos académicos —sigo en ellos— me ha tocado lidiar con estas personas.
En cierto momento, hace ya siete años, cuando acababa de entrar a la prepa, me tocó un saloncito agradable, el número 37. Todos éramos desconocidos o casi todos.
El tiempo pasó y las diferencias se fueron dando a tal grado que mi primer salón de prepa se convirtió en una mitad «fresa» y la otra «chida». Y así fue literalmente. Viéndolo de frente, la mitad derecha era fresa y la izquierda chida... ¿coincidencias? Obviamente, me encontraba en la chida.
Uno no se da cuenta de esa diferencia hasta después, cuando se ve en retrospectiva y cuando uno se ha plantado de un lado de la calle. Siempre tuve problemas con ellos. Su forma de ver la vida se me hacía, y sigue haciendo, a la ligera. Pero es una batalla que desde siempre se ha dado, burgueses contra proletarios, señor feudal contra trabajadores, Robin Hood contra los ricos, el Santo contra las momias.
Pero no es la crítica hacia los ricos, hay gente rica que es a toda madre, que tiene ideales muy concretos, que lucha por algo y que se puede ver de lo mas rascuache, pero no busca lo que los fresas (¿buscan algo más que ser socialités?).
Uno se viene a dar cuenta de que los fresas huelen bien, saben bien, se ven bien, pero muchos sólo son apariencia, por dentro están mal y saben mal. Lo que les elogio es su capacidad de aparentar algo que muchas veces no son.

Arriba y adelante!!!

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2 comentarios

  1. Alejandro Vargas // 12:37 p.m.  

    gracias por la publicación y la edición de mi texto. Te comentaré después unos detalles Israel.

    Saludos!

  2. Jos Velasco // 7:34 p.m.  

    Yo siempre he tenido una duda. ¿Porqué no usar párrafos?
    Creo que facilita la lectura un poco.

    y pues del ensayo me gustaron también las correcciones de estilo, como las itálicas en palabras como light.