Plus Ultra

Un ensayo de Édgar Mondragón


En la crítica del Arte, el récord Guinness es una referencia básica.
Gracias a esta colección de sobresalientes, sabemos que Pablo Picasso es «El pintor más prolífico».
Imagino a Picasso en su estudio enorme moviéndose de un lado a otro, sin descanso, una pincelada, aquí un brochazo allá, la pluma y el barro, cobre y bronce, aguafuerte, tinta china: todos esos minotauros corriendo en ese laberinto.
Aun así, cada que pienso en don Pablo hago un esfuerzo por llegar a la imagen de «Les Demoiselles D'Avignon» y, sin embargo, necesariamente me lleva la imagen de sus palabras y no la de su pincel. Tiendo irremediablemente a terminar con el sonido de la voz del maestro en mi mente, diciendo: «Yo no busco, yo encuentro».
La primera vez que escuché la frase sólo pude sonreír.
En un primer tiempo, el manejo de la soberbia es exquisito. Pablo se sabe creativo, creador, libre. Luego pensé que la frase tiene esa doble perspectiva del cubismo: si alguien encuentra sin buscar, probablemente sea un tonto.
Yucatán puede dar otro ángulo a la frase.
Mi primer encuentro con los regionalismos yucatecos es abrumadora: «Te busco, te busco y no te busco», dicen algunos lugareños para referirse a algo que han buscado y no encuentran.
En un universo paralelo, el Picasso Yucateco habrá dicho: «Yo no busco, yo busco».

Al final, me ha gustado creer que el fin último de cualquier búsqueda tiene que ser la libertad. La libertad creativa de Picasso es algo que probablemente lo caracteriza, como a otros genios.
Esa idea de libertad es acaso la que atrajo a Cristóbal Colón a buscar más allá de las columnas de Heracles, donde se decía que estaba inscrita la advertencia: «No hay más allá».
La advertencia fue tan clara que ha terminado describiendo a los máximos y más perfectos hasta nuestros días. Con frecuencia se utiliza la cita de la frase en latín para describir lo que ya no puede ser superado. Decimos: «Mozart es el no hay más allá de la música».
Pienso en Colón y en su más grande momento de libertad, cuando pudo decirles a todos, después de un par de intentos de motín y de las muchas otras peripecias: «Hay más allá».

Picasso pudiera ser el non plus ultra del arte contemporáneo, y sin embargo su mayor virtud, la libertad, nos invita a superarlo, a buscar y a encontrar.
Coincido con Alfonso Reyes cuando dice: «Libertad es lo que no existe, es el otro mundo, de donde el hombre quisiera atraer virtudes a la tierra».
Irremediablemente, por la humanidad misma —a veces ilusoria— existe la libertad: «Hay más allá».

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1 comentarios

  1. juan pablo // 8:29 a.m.  

    Agradezco muy profundamente a quien corresponda por el ensayo de Bellow sobre Mozart. Hacía mucho que lo buscaba